viernes, 17 de diciembre de 2010

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— ¿Por qué siempre haces lo mismo? 
— ¿El qué? 
—Huir sin decir nada. 
— ¿Y tú, por qué me sigues si estoy huyendo?

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Una bolsa cargada de indiferencia. Eso y nada es lo único que nos queda.