jueves, 23 de diciembre de 2010

Estábamos frente a frente sonriendo, el reloj había detenido sus manecillas y el aire ya no corría. Tenias mil sentimientos tatuados en el pecho y tu memoria solo reproducía momentos que contigo siempre quise vivir. Estuviste en mis sueños otra vez. Fue otra ilusión nocturna y otra visión al amanecer. 

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Una bolsa cargada de indiferencia. Eso y nada es lo único que nos queda.